sábado, 1 de marzo de 2008
viernes, 29 de febrero de 2008
Dios en la maleta
Durante estos días muchas personas toman sus maletas y se trasladan a otros lugares. Todo ello con la intención de descansar y pasar un tiempo de vacaciones. Siempre es bueno hacer una lista de lo que queremos llevar en el equipaje, no sea que olvidemos lo más importante. Te animo a que no te falte lo fundamental. Te invito a que metas a Dios en tu maleta, sí has leido bien. Mi deseo es que Él te acompañe durante estos días, ya salgas fuera o permanezcas en tu lugar habitual de residencia.
El tiempo de verano te permite dedicar más tiempo a los demás. También Dios espera que le dediques más tiempo de lo que habitualmente haces durante el resto del año. Un rato sosegado para leer la Palabra de Dios, la eucaristía dominical, un momento de soledad en el campo o en la playa, un día de retiro en un monasterio, unos ojos abiertos a descubrir los signos de Dios en tu vida…Son botones de muestra de todo aquello que te permite ensanchar los pulmones del alma, para que entre en ellos la brisa suave del Espíritu. La imaginación y la cretatividad te ayudarán a pensar en muchas otras actividades, además de éstas.
Al finalizar cada eucaristía despido personalmente a la puerta a cada uno de los feligreses. Ahora en verano, algunos me dicen que estarán fuera y que no les veré a la semana siguiente en la celebración dominical. Yo siempre les digo: “Recuerda, que allá donde vayas siempre hay una comunidad cristiana que celebra la eucaristía, únete a ella”. Parece un consejo que fuera redundante, pero no lo es. Existe una mentalidad de rebajas en muchas personas, quienes creen que la fe también toma vacaciones, lástima de ellas porque cortan las alas a su propio crecimiento personal y cristiano.
Así que, ya sabes si preparas el equipaje estos días, no olvides meter a Dios en la maleta.