viernes, 4 de abril de 2008

Ahora que se acerca el 10 de Mayo muchas felicidades Madrecitas.

Madres invisibles.

Hay días en que se siente el peso cuando eres madre de familia; hay días en que todo te fastidia, como cuando estás en el teléfono y uno de los chicos entra a decirte que si lo puedes llevar a tal lado, ó que si le das esto ó aquello, como si no fuera obvio que en ese momento estás ocupada; por dentro piensas qué no ves que estoy en una llamada?, obviamente no, ni lo toman en cuenta; igual si estás cocinando, ó limpiando el piso, ó poniendo la ropa en la lavadora; parece que fueras una persona invisible; la mamá invisible.

Algunos días se siente como si fueras solo un par de manos….me arreglas esto?, me abres esto?, me amarras acá?, me abotonas….?; otros días me he sentido un reloj que solo da la hora….ó la guía del sky…en qué canal está el Disney channel?...
Otras veces he estado segura de que estas manos que alguna vez sostuvieron libros entre sus manos, hicieron excelentes trabajos en la universidad, y recibieron el título universitario se han perdido entre huevos fritos, arroz y guisados, lavadoras y el volante del auto.

Una noche asistí a una reunión de amigas para dar la bienvenida a una de ellas que volvía de un viaje increíble; estaba ahí sentada y en un momento empecé a comparar mi vida con la suya y no pude dejar de compadecerme; de pronto ella se me acercó con un paquete envuelto para regalo y me dijo: te traje este libro de las mas hermosas catedrales en Europa; de repente no entendí porqué me lo había traído; llegué a mi casa, lo abrí y la dedicatoria era: "A _____ con admiración, por la grandeza de lo que está construyendo cuando nadie la ve."

En los días posteriores me devoré el libro, y descubrí en él verdades que cambiaron mi vida.

Nadie puede decir con certeza quienes construyeron estas magníficas catedrales, no se tiene registro de sus nombres. Estos constructores trabajaron toda su vida en una obra que nunca verían terminada; hicieron grandes esfuerzos y nunca esperaron crédito, Su pasión por el trabajo era alimentada por su fe y por la convicción de que nada escapa a la mirada de Dios.

El libro cuenta la anécdota de un hombre poderoso que fue a supervisar la construcción en una de estas catedrales y se encontró con uno de los trabajadores que tallaba un pajarito en una de las vigas de madera que sostendrían el techo, curioso le preguntó que porqué perdía su tiempo tallando esa figurilla en una viga que nadie vería ya que sería cubierta con yeso y le respondió: "porque Dios si lo ve".

Cuando terminé el libro, todo tuvo sentido; fue como si escuchara la voz de Dios murmurando en mi oído: "ya ves, hijita, ningún esfuerzo ó sacrificio que haces pasa desapercibido a mis ojos, aún cuando estés realizando tus labores en soledad; ningún botón que pegues, ningún huevito revuelto que hagas es un acto demasiado pequeño para que yo no lo vea y eso me haga sonreír. Estás construyendo una gran catedral, solo que ahora no puedes ver en lo que tus esfuerzos se convertirán."

Ahora entiendo que ese sentimiento de "invisibilidad" que sentí no era una aflicción, era el antídoto para mi egoísmo y mi orgullo; era la cura para el querer estar siempre en el centro.

Me ha ayudado mucho a ubicarme el verme a mi misma como una constructora. El autor de este libro dice que en la actualidad no se construyen este tipo de edificios porque ya no hay personas con ese espíritu de sacrificio que estén dispuestas a dar su vida en una labor que a la mejor nunca vean concluida.

Cuando pienso en eso, solo deseo que cuando mi hijo invite a sus amigos a la casa, no les diga: "te invito porque mi mamá se levanta a las seis am a hacer unos pays deliciosos, además plancha personalmente los manteles en los que nos sirve la comida y trapea a rodilla la sala y comedor", porque eso sería estarme construyendo un monumento a mí misma; no, lo que deseo desde el fondo de mi corazón es que mi hijo les diga: "te invito a mi casa porque ahí te la vas a pasar muy bien", Mi meta es hacer de mi casa un verdadero hogar, un lugar a donde mis hijos quieran llegar porque puedan estar felices y relajados y que por esa razón, quieran traer a sus amigos.
Como madres de familia, estamos construyendo grandes catedrales; mujeres y hombres de bien; almas que vayan al cielo y lleven entre sus manos a todos los suyos.
Mientras laboramos no podemos estar absolutamente seguras si lo estamos haciendo bien, pero un día, es muy posible que el mundo se maraville, no solo por lo que habremos construido, sino por el bien y la belleza que habremos aportado por todo el trabajo silencioso de las "madres invisibles".

Dios te bendiga.

martes, 1 de abril de 2008

Sábado de Gloria Marzo 2008

Sábado de Gloria Marzo 2008

¿Qué significa morir?, ¿Qué significa resucitar? Hoy lo voy a explicar mediante una carta de una muchacha que resucito espiritualmente

"Antes de ir a aquel retiro, mi vida era horrible, la estaba llevando en tal forma que era en verdad de dar tristeza. Era una niña con solo 16 años, y ya sin alegrías ni ilusiones, ya decepcionada de la vida. Pero era obvio llegó el día en que me sentí asqueada de todo y empecé a sentir un vacío enorme. Algo me hacia falta. Pensé que ese vacío lo llenarían mis amigas, las fiestas, conocer niños nuevos. Acababa de terminar con mi novio. Y así lo hice: salía mucho, conocí miles de niños, pero yo, seguía igual. Antes los estudios me llenaban bastante, pero en esos momentos ni el estudio llenó aquel vacío tan horrible. Era desesperante, nada me gustaba. Llego el día en que Dios me llegó directamente, porque decir que nunca me había buscado, sería una mentira. Me insistió y mucho, pero yo preferí vivir mi vida sin ÉL. Pero como decía, me habló, me hizo ver directamente que ahora tenía de nuevo los dos mismos caminos que antes ya había tenido: con Él o sin Él. Obviamente esta vez lo escogí a Él. Fui a hablar con el padre que dirigía el retiro, y después de insistirle mucho, me dejó ir. Fue el día de mi cumpleaños, es por eso que yo digo que nací a los 17 años. ¡Que día!, increíble, volví a nacer, pero con la conciencia de que tenía mucho que hacer. Y así empezó mi cielo, que hasta ahora sigo viviendo y nadie ha podido convertirlo en un infierno. Es algo maravilloso, porque desde que fui todo es diferente. Cristo me ha dado un ideal por el cual vivir. Antes estudiaba por un MB, ahora estudio por Él; antes me reía pero por tonterías, ahora porque sé que cuento con Él; antes era una niña responsable pero sólo ante mi misma, ahora lo soy ante Dios, ante los demás, ante Cristo. Antes lloraba y ahora también lloro; antes por falta de Cristo y ahora por que lo adoro, es decir de felicidad. Claro, he tenido problemas, pero con Cristo todo lo he podido solucionar. Ahora hasta los problemas los veo como una bendición, porque he aprendido a exigirme. No sé cómo explicarme, sólo me sale decir que es extraordinario: para mi Dios lo es todo, y si a mi me dijeran déjalo, preferiría morirme en ese momento, ya que sin El me perdería, no sabría que hacer, perdería a Cristo y mi felicidad. ¿Por quién lucharía entonces? ¿por mi? ¿para qué?

Esta es una de las lecciones más grandes que he recibido de alguien. Verdaderamente me estremecí por ser esta chica una adolescente, de la cual según los adultos creemos que no saben lo que quieren.

Resucitar espiritualmente es algo tan real como la alegría de vivir, de ser feliz como un niño. Es tener una razón para existir, para sufrir, para amar eternamente.